Lo siento pero aún no he tenido el tiempo suficiente para ponerme «manos a la obra» con la transcripción de nuestras aventuras indias. Os transcribo unas palabras que escribí a Maribel explicándole mis primeras impresiones y que reflejan a la perfección mis primeras impresiones en India.
«He estado metido en los slums de Mumbai, he visitado poblados
indígenas, he vivido varios días con niños en orfanatos e internados, pero
no me traigo, para nada, una imagen de la India pobre, más bien de la India
cordial, risueña, alegre, atenta, generosa, curiosa, amable, servicial…
también cabe decir que iba muy mentalizado de lo que me iba a encontrar, y
eso ayuda a que no te impacte negativamente. Es uno de los lugares donde,
con menos luz en las calles, más seguro me he encontrado caminando por ellas
a altas horas de la madrugada (quizá el que mucha gente duerma en ellas
ayuda, y duermen en el suelo porque para ellos es lo «natural», y un
bordillo es un buen cojin «natural»).
Es una cultura muy diferente a la nuestra, y choca; has de olvidar tu lado
«occidental» y aceptar el como viven, sin intentar cambiarlo. O cambias tú o
te estresas… no existen señales de tráfico, no hay prioridad de entrada y
salida en los trenes, los intermitentes sólo sirven para adornar los coches,
el claxon es el rey, el espacio «íntimo» es minúsculo (en las filas es
normal notar todo el cuerpo de la persona de detrás en tu espalda), las
filas indias son un mito, y un occidental se puede convertir rápidamente en
el centro de atención de decenas de personas (quieren hacerse fotos contigo,
saludarte, hablar contigo, venderte de todo…) y has de aprender a hacer
escapismo de forma educada, con una sonrisa en la boca…
Todo un mundo por descubrir el cual recomiendo, pero sin hacer de Bombay la
ciudad de llegada si no estás muy mentalizado de lo que vas a ver, es un
lugar duro como primer contacto indio.»
Namasté,
Mario.